En el frío de tu ausencia,
cuando la nostalgia invade el corazón,
cuando el alma de melancolía se llena;
ahí estoy: en el umbral de mi soledad sin ti.
¿Dónde estás entonces, vida?
¿En el horizonte donde el cielo y el mar se juntan?
¿En la niebla que por las mañanas la montaña abruma?
¿En mi corazón, que de a poco se olvida de sí mismo?
Me gusta tu mano como para tomarla
y caminar a las siete de la tarde a la orilla del mar,
me gustan tus ojos como para verlos y sentir dentro de mí
lo que sintió el universo al momento del big bang.
Me gusta tu cráneo, como para recargarlo en mis hombros
de noche y mirar el cielo; las estrellas observar.
Hace tantos ayeres que ha comenzado a pasar el tiempo,
con el tiempo pasan también las tardes,
las puestas del sol, los trenes, las despedidas.
¿Cuánto pasará para que tú y yo estemos juntos?
¿Cuándo la vida me ha de permitir tomar tu rostro
y besar tus labios?
¿Acariciar tu pelo y penetrar tu alma?
Una pregunta más es mi cuestión:
¿Cuándo dejaré de verte en los ojos de la luna
para verte aquí conmigo?
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