Lo que no se dice, lo que no se debería de escribir en el amor: a veces creo que el amor se desvanece lenta, paulatinamente como el humo de su cigarrillo, a algún lugar remoto, sin nosotros, sin Dios ni diablo, sin nada ni nadie. A veces creo que no mereces tenerme contigo.
jueves, 22 de septiembre de 2016
(Lo que no se escribe...)
Esto no debería de decirlo, porque cuando un poeta escribe sobre amor (oh, cuánto te quiero amor mío), debe ser enteramente cursi (como el brillo de tus ojos reflejado en mi memoria), se pone a los pies de su musa (ninguna de ningún poeta a lo largo del tiempo, ha sido siquiera la mitad de hermosa como sos vos, mi querida tonta, mi querida musa, ¡mi querida mía!), debe ser modesto y humilde (no tengo yo nada y nada soy sino es contigo, oh, querida niña de mi alma), debe enaltecer las bellezas y virtudes de su amada (pueden hacerlo en primera persona: mis virtudes; tener a mi lado a alguien como tú. Mis bellezas; sus ojos que me inspiran, sus labios que me llaman, sus miradas que me intrigan, su sonrisa que me encanta, su cuerpo que me exista, su sexo que aclama, sus senos que enloquecen, sus pensamientos que me tienen, sus pupilas; éstas me gobiernan. Usted, toda usted: la belleza del poeta universal).
Lo que no se dice, lo que no se debería de escribir en el amor: a veces creo que el amor se desvanece lenta, paulatinamente como el humo de su cigarrillo, a algún lugar remoto, sin nosotros, sin Dios ni diablo, sin nada ni nadie. A veces creo que no mereces tenerme contigo.
Lo que no se dice, lo que no se debería de escribir en el amor: a veces creo que el amor se desvanece lenta, paulatinamente como el humo de su cigarrillo, a algún lugar remoto, sin nosotros, sin Dios ni diablo, sin nada ni nadie. A veces creo que no mereces tenerme contigo.
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