sábado, 16 de agosto de 2025

La visión del rey IV

La visión del rey III


Los comediantes llegaron al amanecer y Hamlet, aunque falto de cordura se mostró más alegre que otros días, la reina y el rey estaban contentos de sus deseos de presentar una historia, tal vez todo lo que necesitaba era soltar entre cómicos y risas un poco del lastre que le mantenía el espíritu en tan vil melancolía.

La presentación tuvo lugar en un gran salón real esa misma noche, muchos de los nobles del reino fueron invitados, la reina, tal vez por la alegría de que Hamlet mostrara mejoría, estaba tan bella como hacía mucho tiempo no lo estaba, el rey estaba expectante, el príncipe creció entre libros y poetas, vio muchas obras y se preguntaba si mostraría algo nuevo o alguna de su predilectas, si había vuelto a poner los pies en la tierra o si había pedido a los cómicos presentaran alguna función sin valor, como quiera, había invitado a los nobles, para que Hamlet viera, si le quedaba un poco de cordura, que su voz sería escuchada, y todos le daban valor.

Para su sorpresa, la obra no carecía de sentido, pero fue peor, tuvo una naturaleza oscura, que no hacía sino señalar de asunto supuestamente olvidado, se presentó la muerte de Gonzago, pero con modificación de diálogos y acciones agregados abrumadoramente exactos, los personajes principales, se convirtieron en reyes, y siendo el rey y la reina enamorados, durante un paseo por el jardín, la reina se va para que el rey pueda descansar y este se queda dormido a la izquierda del roble, otro personaje entra en escena y vierte veneno en su oído. Al rey le pareció un apuesta impropia con el luto del antiguo rey aún en el corazón de Dinamarca, miró a Hamlet, que tenía la mirada clavada en su rostro, una mirada penetrante, una mirada no de loco ni desconcertada, sino desafiante. El rey detuvo la obra, se disculpó con los presentes y se retiró con la reina.


La visión del rey V

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