viernes, 19 de diciembre de 2014

Café frío

"El café frío nunca es bueno, Es como hacer el amor con calcetines" 

-Erick Quezada. 

Y claro, quedas satisfecho, porque fue delicioso y placentero. Pero luego recuerdas el sabor del café caliente o una mujer desnuda, sin calcetines, y piensas que es infinitamente mejor que lo que acabas de hacer o tomar. Cuando tomas café -caliente, eternamente caliente-, sin calcetines y con una mujer desnuda recostada en tu pecho, sintiendo su respiración a flor de piel y acariciando su cabello, es completa y totalmente una experiencia única y maravillosa. Porque cuando tomas café -frío, eternamente frío-, con calcetines y una mujer desnuda recostada en tu pecho, sintiendo su respiración a flor de piel te da asco, te da asco ella y el café y la vida, y no quieres volver a verla jamás aunque la hayas amado desde siempre -o incluso antes-. Y efectivamente no la vuelves a buscar ni a ver. Perder el amor de tu vida se evita al evitar tomar el café frío.

El café frío atrae a las moscas, en eso es como la miel, a diferencia que si que si una mosca se acerca a la miel una abeja la asesina. Pero si una mosca se acerca al café frío uno suspira y agradece y venera a la mosca, porque gracias a ella ya no se lo tiene que tomar. Porque no tomarse un café sin una excusa prudente es un pecado capital y aún peor.

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