Me enamoré, y lo hice perdidamente, yo sabía que no podría recuperar mi vida sin ella, pero aun así decidí quererla y lo hice, la visitaba diariamente, todos los días, iba a su casa sólo para verla, sólo para decirle lo bello de sus ojos grises, lo mucho que amaba su sonrisa, lo maravilloso que era despertar en la mañana y saber que ella existía, que estaba ahí, despertando, esperando la hora de mi visita diaria, iba a su casa sólo para decirle que cuando sonríe, el universo se estremece, tiembla - al igual que yo-, y tiembla de amor, de amor por ella, de amor tiembla y de amor por su sonrisa, que emífero que tiemble de amor el universo, que emífero que tiemble de amor por ella y por su sonrisa, risueña e inocente, que emífera esa sonrisa que enamora al firmamento, y que me enamora a mí.
Jamás deje de pensar en ella, aún la pienso cuando como chocolates, cuando camino por la calle y de pronto, sin previo aviso, escucho su nombre y volteo a todos lados y sin más, descubro que la voz venía de mí, de mi cabeza, y que otra vez la estoy pensando.
Maldita sea que aún la quiero.
Que aún es todo para mí.
Que escribo todo y me quedo corto, porque lo que ella es para mí, es infinitamente mayor a todo y a todos.
Recuerdo como la perdí, ¿tienen la más remota idea de que tan linda era? Un idiota la tenía, y ella lo prefirió a él.
Él, después de algunos meses le fue infiel, ¿quien se cree ese bastardo para hacer eso, para engañarla a ella?, ella es lo más hermoso que cualquiera podría haber encontrado en todas sus vidas y le hace eso.
Me gustaría tomar un bat y golpearlo en la cara hasta romper su nariz y verlo sangrar, y luego golpear su torso una vez o dos, después sus extremidades, una por una y hacerlo sufrir como sufrió mi niña, volver a golpear su torso y romper un hueso de su costilla izquierda, del mismo lugar del que estoy vacío desde Dios -si es que existe-, tomo mi costilla y la hizo mujer y se la llevó él, y que no sólo se la llevó, sino que no tuvo la decencia de hacerla feliz.
Yo lo hubiese hecho todo diferente, yo la hubiese llevado al parque a recostarnos en un árbol viendo las nubes, tomados de la mano, viendo las nubes y poniendo formas, tomados de la mano, jamás habría soltado su delicada y frágil mano.
La habría llevado a tomar helado al hacer calor, a tomar café en días nublados, cuando el viento sopla y hace frío, la habría mirado a los ojos por siempre, la habría visto sonreír, la habría visto a los ojos tomando su mano, acariciando su mejilla, acercándome a ella de a poco en poco, habría apartado su cabello con cuidado y susurrado suavemente en el oído, "te quiero", ella se habría ruborizado, habría bajado la mirada y reído, con su tenue y linda voz, yo habría llevado mi mano a su mentón, le levantaría el rostro, la vería nuevamente a los ojos y la besaría tranquilamente, despacio, tendríamos el mundo sólo para nosotros dos.
Y sobre todo, la habría hecho feliz.
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