domingo, 19 de julio de 2015

Qué fácil es quererte en un insomnio

Eres el mundo que no tengo,
el café que me falta en las mañanas,
eres el número de mala suerte que jamás dejaré de pedir al comprar la lotería.
aquí te espero, amor, aquí te espero.

Ahora te quiero tanto que he comenzado a olvidarte.

El olvido me abandona en este
tipo de insomnios,
en estas noches eternas.
Te recuerdo, recuerdo cuánto te quiero,
y te quiero más todavía, como al principio,

En la mañana, cerca del alba y junto al ocaso,
recuerdo también nuestra separación;
el porque me extrañas desde dónde estés,

Una estrella se funde en el espacio,
mil pedazos vuelan en el universo infinito.
Ahora un astro,
un lobo corriendo hacía el bosque;
quiero café, galletas.

¿Cuántas preguntas mortales habrá de soportar el oído de Dios a diario?

No vengas,
tu café ya se ha enfriado,
lo preparé hace mucho,
cuando todavía te quería.
(Qué fácil es quererte -amor- en un insomnio,
tú no vienes, aunque te anhele).

No vengas, por favor,
miro la taza que es tuya, que lo será por siempre,
tu café está frío,
como frío está tu corazón.

Se asoma el alba,
no vengas porque te extraño,
porque te pienso recibir con los brazos abiertos.
Sufrir de nuevo.

Un café y te pienso,
Otro café y te olvido,

Te recuerdo, siempre.

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