sábado, 26 de enero de 2019

Del luto.

No puedo ahora mirar hacía atrás. Hay cosas, muchas en mi pasado que hacen que mis lágrimas broten cuando miro, cuando mis ojos se enfocan en lo vivido; en lo perdido.
Dicen sabiamente los psicologos, que debes de soltar, dejar ir. Dicen que debes enfocarte en el futuro, en todo lo que tienes por ganar.
Yo, a mi edad de cuarenta años, soy uno de los psicologos que lo dice, con la edad, llegas a comprender muchas cosas, que el amor que has sentido antes es lo único que hay, que la felicidad son momentos. Que el dolor, el sufrimiento, de alguna manera abstrapta es también felicidad.
Yo, les digo a mis pacientes que está bien estar triste, que aprenderan a vivir con su problema y que llegará el momento en que puedan mirar hacia atrás, y recordar alegres, por los lindos recuerdos, pero sin sentir el dolor de la perdida. Pero en realidad, el dolor no pasa, no lo demuestras, me gustaría a veces abrazarles, tengo nostalgia en mi corazón, como todos. Eso está bien, sentir la perdida y lo lindo del recuerdo a la vez está bien, quisiera decirles que nunca dejen de sufrir, que llorar y extrañar aquello que más quisimos es lo que nos define como humanos.

Quiero suponer que escribí bien este mensaje, me gustaría creer que está botella de vodka no ha alterado en nada mi pequeña habilidad de raciocinio (tal vez otro trago, solo uno más).

Cuarenta años, creí estar preparado para ahora, linda, no lo estoy.
Creí poder, en verdad creí que podía, evitar esta crisis de la mediana edad.
Parece que al final solo hace falta un detonante, amor, no te enojes conmigo, será solo otro trago, tan amargo como tu partida.
Los niños están con sus abuelos, vivirán allá un par de semanas, lo he pedido de favor, necesito estar solo, necesito saber si esto que tengo sin ti realmente es vida.
Amor, no tienes que decirlo, debo ser fuerte, hay en esta vida cosas mucho más allá de ti y de mí. Más allá incluso de mi legado por el que he trabajado tanto y no consigo (sé que no falta mucho, bien se podría estar consolidadndo mientras termino de vaciar esta botella, no te preocupes vida, tengo una más justo en la cocina, sonara machista, pero extraño verte ahí, pararme en la puerta y verte cocinar, te amo tanto).

He  probado el veneno, el veneno del amor, en mi juventud probé el extasis del sexo, la adrenalida del amor a medias y prohibido, el dulce de una mujer. Pero contigo he probado el amor real, pleno y completo; ahora estoy celoso de Dios, porque te tiene con él y no conmigo. No lo maldigo, por el contrario le alzo mi oración y lo alabo más que nunca; sé que sabrá cuidarte y te hará mejor de lo que ya eres, te hará incluso, por imposible que parezca, todavia más perfecta, y entonces, cuando estés lista me llevará con él; y me llevará también a nuestro encuentro último y definitivo, en el que estaremos juntos para siempre (el primer trago de la botella nueva, por tu descanso); entonces no volveremos a separanos.


Foto del maestro Bukowski.

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