sábado, 12 de marzo de 2016

Caminata inesperada.

Sábado: 12 de marzo.

"No nos perdimos, hemos tomado el día para dar una caminata turistica por Zapopan." 

-Amador Gonzalez. 

"Un scout ríe y canta en sus dificultades."

-Artículo 8 de la ley scout. 

Habiendo marcado el reloj las 09:01 de la noche, llegué a casa, el sueño me embargaba profundamente, estaba cansado, el sueño demandaba dormir, pero el alma demandaba escribir, así, que con todo el peso de mis parpados y la lentitud en las manos decidí escribir sobre mi día.

Hace un par de semanas entró en la ajenda de este hombre un pequeño retiro (infinitamente pequeño, uno puede suponer que llevará todo el día, pero el tiempo del mismo fue corto.) El día comenzó al despertar, en punto de las siete le la mañana.

A esta altura de la historia me veo obligado a disculparme, por lo aburrida que a sido a este punto, y anticipadamente, por lo aburrida que será hasta el final, he de decir en mi defenza que es una cita exacta del día vivido, y ante esto debo reconocer lo aburrida y tediosa que puede llegar a ser mi vida en ocasiones, la cita es exhautivamente exacta, tan exacta como el día y tan exhautiva como la lectura que propone el mismo.

La cita (ahora de tiempo es de lo que estoy hablando), era en el templo del Salto (un lugar, lugares he de mencionar muchos de aquí en adelante, el lector disculpara si lee y no tiene de idea a lo que me refiero, pero los lugares son necesarios para poder decir que la cita es exacta), a las 9:30 del amanecer, siendo yo quién soy, me esforcé por ser lo más puntual posible, llegando a las 9:29 (obviamente era posible llegar más puntual que la hora en que llegue), con un minuto de impuntualidad, en dicho lugar encontré a una amiga, la cual me llevo al lugar del retiro, donde Karla me explicó, que la una razón por la que Vianey (personaje femenino primero cuya presencia encontré en el templo), estubiera ahí, fue porque Amador (amigo responsable de haberme dicho que llegara al templo antes mencionado), llamó para decir que yo llegaría ahí, puesto al parecer, el lugar correcto en que se verían sería frente a una clínica del seguro. En ese momento yo debía sospechar que Amador, de seguir así, me perdería tarde o temprano; pero yo, con la confianza y fe en la humanidad (que tanto me caracteriza), me obligué a pensar que aquello había sido un error, bastante casual, y que era (y probablente lo era hasta ese momento) improbable que se repitiera.

Quiero aclarar que yo no entiendo a los caprólicos (manera personal y un poco tonta de llamar a los católicos, siendo también un poco penoso escribirlo, pero debo de poner esa palabra siendo fiel a mi manera de hablar en el día, y a la cita del mismo que propongo), al escuchar la palabra retiro un asiosa mucho tiempo, mínimo el día, debo aclarar, tan esperaba terminar tardía y avanzada la tarde, que había dicho en los scouts, faltaría a acividades, puesto que por temprano, me desocuparía a las 6 de la tarde (por temprano). Pero no, aproximadamente a las 2 (aproximaciones más/aproximaciones menos) nos disusimos a comer. Y comimos.

Tras comer, mirar el reloj, y un breve análisis (muy cuidadoso además) de la situación, Amador (que también es scout) y yo, decidimos que, como seguramente ya ha sospechado el lector, alcanzaríamos sin problemas asistir a las actividades.

A las 3:15 (estando ya nuevamente en el Salto), tomamos un camión (bus, pesero, colectivo o como le quiera llamar el lector) que nos llevaría (en cabo de una hora) al centro de Guadalajara. Una vez ahí, debimos caminar hasta el tren lígero (así se le llama en Jalisco, Amador, siempre termina por corregirme al decirle metro), en el cual, nos desplazamos hasta periférico norte, y de ahí otro camión, del cual nos bajamos en en CUCEA (Centro Universitario de Ciencias Económico-Administrativas), ibamos al parque del grupo 7. Después del retiro, tuve la opción de volver a casa, pero Amador aseguro, con una convicción caracteristica de él, que sabía llegar, afirmó que dicho parque estaba cerca del Auditorio Telmex, y fuera de la ciudad (cuyo límite es trasado precisamente por periférico). cuando vajamos en CUCEA (de biblioteca amplía, grande y hermosa), eran las 5:15, ni un mituto más, ni un minuto menos, no las 14 ni las 16, mucho menos las 13 o las 17, las 15, recuerdo muy bien la hora del reloj reflejada en mi memoria.

Estando ahí caminamos, hacía una dirección (dicha dirección era la correcta, graciosamente era la correcta), subimos a un puente (no para cruzar la imponente autopista, sino para ver alrededor, para saber dónde estabamos y para encontrarnos), desde dicho puente (utilizado como mirador en aquel momento), Amador dijo "Es por allá" señalando claramente una dirección con el dedo. Pero yo (no se piense que dudé de Amador [no todavía]),  Le dije, señalando la dirección opuesta "pero has dicho que está por el Auditorio Telmex, y éste está por allá", No obstante lo seguí, prontamente nos percatamos de que el camino seguido era incorrecto, ambos acordamos que lo más conveniente sería llamar a Acali (nuestra querida scouter), y preguntarle (nuevamente) como llegar, ella nos dijo (de manera errónea), que debíamos de dar vuelta a la derecha (miren bien lo que escribo, ha de recordar el lector (el que me sigue leyendo al menos) que es una cita exacta, y ella dijo a la derecha -para esto mirábamos hacía la ciudad-, no a la izquierda, no de frente y no hacía atrás, ella fue muy explícita en decir, sin el menor asomo de duda en su voz, que a la derecha) en donde pasaban mucho carros, Así que nosotros, dimos vuelta (tal y como ella indicó) a la derecha en periférico (después de todo, en qué lugar pasan más carros sino en periférico), una vez dada la vuelta comenzamos la caminata, emprendimos en ese momento la aventarura, entusiasmados por tener el camino seguro, y a sabiendas que no tardaríamos (inocentes) en llegar, decidimos correr hasta llegar, pues con el pequeño contratiempo de habernos perdido inicialmete, nuestro tiempo (calculado con lujo de detalle desde el momento que decidimos ir hasta el de la llegada) ya no era tan exacto, ya se había hecho tarde, corrimos, mientras jugábamos a  empugarnos por no menos de 50m, pero tampoco más de 200m, he de mentir si pongo un número exacto de los m recorridos corriendo, pero puedo asegurar (sin miedo a equivocarme) que 50<m<200, para cuando déjamos de correr, caminamos en la dirección indicada por algún tiempo, al llegar a plaza San Isidro nuevamente (nunca me había perdido tantas veces el mismo día) nos resignamos a qué nos habíamos perdido, y preguntamos por Av. Laureles (dato que Acali nos había proporcionado durante la llamada previa) "No hermano, estás perdido", dijo el caballero al que le preguntamos, así que volvímos a llamar a Acali (esta vez hablé yo), comence con la frase "Amador me perdió, -y continué hablando- que tan cerca estámos si ya hemos llegado a San Isidro", yo (claramente), no había dicho ningún chiste, aun así la voz de Acali rió, para después decir en tono divertido "Se están alejando."

No les haré el cuento largo, en el transcurso del tiempo, el buen Amador y yo, nos vimos en la necesidad de volver a llamar a Acali un par de veces, preguntar a los peatones como llegar a lugares en diversas y muy variadas ocasiones. Nos encontramos con la hermosa, amplía y grande biblioteca de CUCEA tres o cuatro veces (más cuatro que tres).

"No nos perdimos, hemos tomado el día para dar una caminata turistica por Zapopan."  Eso asegura Amador, pero si algo he de admitir es que no todo ha salido mal: descubrimos que Zapopan es un bello lugar, un lugar nostálgico, cuyas calles parecen laberintos; laberintos que crecen en la memoria al ver el panteón donde habita tu bisabuelo, por encontrarte (casualmente en un día como hoy en el que estabas perdido) con la escuela donde tu padre a estudiado, pasar justo en frente de la casa de tus tíos abuelos, y cosas de nostalgias.

Sólo diré, ya para cerrar el día, que cuando por fin dimos con el lugar ya el reloj maracaba una hora muy diferente a la planeada, que ya eran las 7:20 (si el lector no ha olvidado la hora en que bajamos del camión último verá con claridad como la caminata ha durado más de dos horas), y que al llegar ya no había un solo scout (salvo nosotros dos que llegábamos a penas) en el recinto.

Y que volví a mi casa, cansado y con sueño, a las 9:01 de la noche. Tanto Amador como yo, seguimos fielmente el artículo 8 de la ley scout, hoy sirvió para saberlo.


domingo, 6 de marzo de 2016

Muerte, vida e infinito...

Podría llenar de tristeza mi alma.
untarme de melancolía la vida.
todos los días pensar,
oír tus murmullos en mi oído;
saber que nada existe.

Temblé con todo el corazón al
oír la propia voz de la conciencia.
dudé por un segundo.
osadía de jugar a la muerte
sin vida alguna.