miércoles, 31 de diciembre de 2014

Morir del año

Cada año después de navidad todo es año nuevo, por ejemplo el veintiséis vi un imagen de Mafalda en la que decía: "Qué nos traerá el siguiente año", y su perro le respondía reflexivo, "365 oportunidades para ser mejores".

Pero jamás he visto u oído que algo o alguien diga o pregunte en estas fechas: "¿que nos queda este año?", tampoco y más importante, que alguien responda, "de 2 a 6 oportunidades para ser mejores".

Sin embargo sí he escuchado que alguien diga: "Este año no queda nada por hacer, para qué me esfuerzo, seguiré como hasta ahora y ya veré como mejoro el siguiente año."
Y eso es algo que la gente que lo dice lo repite anualmente como promesa y no lo cumple.

También me parece increíble que le digan año viejo, un año tiene 365 días, 366 por mucho y cada cuatro años; yo tengo 16 años y me llaman joven, irónico que soy 16 veces mayor que el año al que le dicen viejo y aun así sigo siendo joven, para mí un año que termina siempre es triste, el año muere pero la gente sigue feliz porque otro nace -y eso está bien-, pero no se detiene a recapacitar en el año muerto o en etapa terminal, en ese pobre desauciado, afortunadamente no tiene ni un año de edad cuando muere, (porque nace el primero de enero y muere el 31 de diciembre), es un niño, es menos que un niño, es un bebé sin consciencia alguna de la muerte, y es por eso que no sufre y soy feliz que no lo haga.

Sin embargo. Siempre es triste ver morir a un bebé.

lunes, 29 de diciembre de 2014

El arte de comer galletas.

"Es un arte... como todo". 

 -Erick Quezada. 

Como es de suponerse, comer galletas en sí lo hace cualquiera, pero hacerlo bien, tal y como se debe, como es preciso, es un arte bastante difícil y complicado que no cualquiera puede dominar, sabes muy bien en que consiste este arte, pero no eres un artista ni planeas serlo, además, si de galletas se trata te gusta comer y ya, sin tener que presionarte por tonterías artísticas y esas cosas, sin preocuparte por nada, simplemente ir a la tienda y claro, porqué no, coquetearle un poco a la linda chica que atiende, estar platicando con ella unos minutos hasta que su madre sale desde una una puerta y ni modo, dejar el cortejo de lado y pedir galletas, sentarte en una banquetita ubicada en frente de la tienda y comer, y comer olvidándote del mundo durante seis galletas, que a decir verdad es muchísimo tiempo, y lo recuerdas porque la linda chica de la tienda repentinamente está a tu lado, y le ofreces una de las dos galletas que aún están en el paquete que compraste, ella te sonríe y la toma, la invitas a sentarse y lo hace, platican un par de horas, que a decir verdad dos horas con una lindísima chica es carecer de tiempo, pero su madre le llama desde la tienda y ella tiene que irse y no volver, y ambos saben que no se verán de nuevo, ella te mira a los ojos, sonríe, besa tu mejilla y sin decir palabra alguna se marcha. Y vos, vos te quedas ahí unos minutos a extrañarla, después emprendes tú camino, separado a el de ella y sabiendo que nunca más se volverán a cruzar. Suspiras y tu vida sigue.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Dualidad de querer y odiar

"Pero ¿cómo sería tu amor sin tus rencores? 
-Pablo Armando Fernández. 
"Existo porque te invento" 
-Erick Quezada.

Te quiero, y es tan cierto como que el mundo gira y es redondo y tiene habitantes estúpidos y tú y un gato -simplemente tú y un gato, los demás (incluido yo) somos tan estúpidos como la humanidad y más todavía-.

Te odio como un alcohólico al alcohol y a la resaca.
Y como el alcohólico al alcohol no puedo dejar de consumirte ni pensarte no importa cuanto quiera o duela no hacerlo.

 Te quiero como el enfermo al remedio,
como el tiempo al espacio,
te quiero cuando el tiempo se consume lentamente al acostarme en la hamaca a mirar al cielo y pensar en ti y en el futuro,
en ti y en un futuro junto a ti,
aunque si se trata de ti y de tiempo juntos;
me gusta juntarte más con el presente.

Odio la cotidianidad de manera brutal, emífera y profunda, casi tanto como a ti.
La odio por lo tedioso y tonto que es repetir una rutina una y otra vez sin ningún motivo más que la comodidad
que al cabo de un tiempo se vuelve incómoda,
con la rutina no se avanza en la vida,
más bien te quedas estancado.

Te odio como la nostalgia al recuerdo, que atormenta su memoria
y la estruja como trapo viejo.

Te quiero como la pluma, el poeta,
el escrito, su escritor y las aves quieren al tintero al usarlo para escribirle
a su propia musa
-a ti te escribo yo-
una o dos tonterías hermosas e incoherentes.
Aunque si se escribe por amor ningún escrito es una tontería.
Arte incomprendido, quizás.

Existes porque te pienso, existo para pensarte.
Te escribo para existir.
Te odio porque te quiero y también viceversa.
Te quiero por tus rencores.
Te odio por el amor que no me das.
Te amo por el odio que soportas.



miércoles, 24 de diciembre de 2014

Viento y Nubes.

"Piedras que hundí en el aire,
maderas que ahogué en río,
ved mi corazón flotando
sobre tu cuerpo sencillo." 
 -Jaime Sabines.

 Un fuerte soplido de viento y polvo y tierra pasa trepidante por el mundo y luego vuelve y se va y regresa y se marcha y regresa y... Si me lo preguntan; es la emífera voz del viento gritando tu nombre y que está contigo, lleno de felicidad lo dice al mundo, y como no lo haría si está contigo, lo cual es motivo de orgullo. Al oírlo las nubes sienten celos y se ponen a llorar y llueve, y tienen la esperanza de que ya deshechas una parte de ellas llegue a ti como gota de vida. Pero caen al vacío de las oscuras calles de concreto o tierra convertida en lodo. Tú te resguardas para no mojarte, como si el agua de esas nubes no te amara, como si fuera a lastimarte, cuando sólo quiere caer en tu mejilla y acariciar tu rostro para morir, morir feliz y no seguir viviendo, pero no te toca y cae al suelo, y muere triste, pero el ciclo de la vida es renacer, revaporarse, surcar los cielos y ser nubes otra vez, sabiendo que el arrogante viento volverá a presumir que está contigo y tú no lo impides.

Maldito presumido viento que te tiene a diario.
Malditas amorosas nubes que tienden al suicidio.



martes, 23 de diciembre de 2014

El poema de Pedro

"Él necesita encontrar un modo de expresar lo que quiere decir."
-Oasis.

Pedro está sentado dispuesto a escribir un poema. Piensa en cómo empezar sin tener una sola idea (como es de suponerse tampoco tiene dos o tres ideas, literalmente no tiene una sola) bebe de su café, preparado recién, de su café perfecto, caliente, cargado y no muy dulce, como la vida; tal y como el gusta a Pedro (pero un café caliente a la hora de escribir no sirve de mucho si no escribes). Mira al techo, respira profundo y piensa en su día, supone que debió de haberle pasado algo interesante, pero no le había pasado nada, lo más interesante que hizo (porque lo hizo el mismo), fue untarle mantequilla al pan con un tenedor y no un cuchillo, y lo hizo por no querer lavar el que estaba sucio en la repisa.
   Mira el reloj de allá adelante, colocado a mitad de la pared que tiene enfrente, las manecillas forman un ángulo de treinta y nueve grados, considerando al viento tal vez treinta y ocho (porque los caprichos de viento suelen hacer que las matemáticas no sean exactas, que sean un juego de adultos en un mundo infantil o prenatal), es sorprendente que Pedro lo percibe pero aún tiene con él la incapacidad de escribir, y peor aún la tiene sin el conocimiento de la hora porque ante el asunto de los ángulos olvidó que la quería saber y no lo hizo.

 Tiempo
            que
                  Pedro
                               pasa
                                        sentado
                                                     pensando
                                                                     sin hacer
                                                                                       nada.                                                                       
               
Pedro se resigna a no escribir, se levanta y toma un corta uñas, pensando en cortar ligeramente las de sus manos, comienza con el meñique de la izquierda, mira el fondo rosado de su uña, una rebuscada (palabra que es perfecta puesto que es una idea bastante cuestionable y es una idea, una idea a fin de cuentas, y Pedro buscaba una desde hacía mucho tiempo y al fin, por incoherente que pareciera la había encontrado) idea atraviesa su mente, vuelve a su mesa de centro para escribir aquello que tardó tanto en pensar y al mirar el lienzo en blanco piensa en un caballo blanco y en uno café, los caballos se relinchan el uno al otro, supone que discuten, pero no puede entender los relinchos de un caballo, pueden estar hablando de lo desagradable que es ser montado, del frío de aquellas noches a la intemperie del campo bajo la luz consoladora de cientos o miles de estrellas, incluso de cuanto pasto eran capaces de comer, todo esto sin que Pedro lo imaginara.
 La mente de Pedro vuelve a él, y aún recuerda la idea que vino del fondo rosado de su uña, pero no deja de pensar en los caballos, abre la ventana y toma aire para seleccionar sobre cuál de estos dos temas escribir; en la casa frente a la suya hay una mecedora, como la que solía usar su abuela, se imagina a sí mismo treinta años en el futuro meciéndose en una silla similar, tal vez incluso la misma, porque cuando de imaginación se trata no hay ningún límite, o nos limitamos a ignorarlos, pensando en este día, en el poema que escribió, y en este momento, las ideas fluyen en su pequeño cerebro.

El día terminó y él no escribió nada, recapacitaba y se preguntaba qué es peor, no tener idea de que escribir, o que la abundancia de ideas no te deje decidir en cual poner tu enfoque. Pasa toda la noche buscando una respuesta.
Busca....
              Busca....
                           Busca....
                                          Ahora café...
                                                             Busca...

Para él no hay respuesta, para él ambos son lo peor que le puede pasar a un soñador. Amanece y se da un baño, se prepara un café y se fuma un cigarro a la entrada, vuelve a la mesa de centro de ayer, que le recuerda burlona la incapacidad que tuvo de escribir, las lágrimas brotan de sus pequeños y oscuros ojos, y le recorren las mejillas, Pedro entonces toma su libreta y escribe el más triste y hermoso poema que jamás existirá...

domingo, 21 de diciembre de 2014

Amor perdido en el tiempo

A veces me pregunto dónde deje el amor,
tal vez en el cajón
del ropero
de la casa de la abuela.
O en el vacío de mi negro corazón.
Lo único que sé es que lo perdí entre mi memoria
a las cuatro o cinco del lunes o del martes;
en algún lugar del calendario.
Quizás lo olvidé entre mis cosas viejas
(mi cuna, mis pañales, mis amigos).

Lo cierto (que a decir verdad no me gusta la idea)
es que lo perdí en los brazos de una mujer
desnuda, que abrazaba mi cuerpo
a las cuatro o a las cinco del lunes o el martes;
en algún lugar del calendario.



viernes, 19 de diciembre de 2014

Las palabras

Las palabras se las lleva el viento, las acciones; el tiempo.

Café frío

"El café frío nunca es bueno, Es como hacer el amor con calcetines" 

-Erick Quezada. 

Y claro, quedas satisfecho, porque fue delicioso y placentero. Pero luego recuerdas el sabor del café caliente o una mujer desnuda, sin calcetines, y piensas que es infinitamente mejor que lo que acabas de hacer o tomar. Cuando tomas café -caliente, eternamente caliente-, sin calcetines y con una mujer desnuda recostada en tu pecho, sintiendo su respiración a flor de piel y acariciando su cabello, es completa y totalmente una experiencia única y maravillosa. Porque cuando tomas café -frío, eternamente frío-, con calcetines y una mujer desnuda recostada en tu pecho, sintiendo su respiración a flor de piel te da asco, te da asco ella y el café y la vida, y no quieres volver a verla jamás aunque la hayas amado desde siempre -o incluso antes-. Y efectivamente no la vuelves a buscar ni a ver. Perder el amor de tu vida se evita al evitar tomar el café frío.

El café frío atrae a las moscas, en eso es como la miel, a diferencia que si que si una mosca se acerca a la miel una abeja la asesina. Pero si una mosca se acerca al café frío uno suspira y agradece y venera a la mosca, porque gracias a ella ya no se lo tiene que tomar. Porque no tomarse un café sin una excusa prudente es un pecado capital y aún peor.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Luz de día


"Nunca veas a una puta
con luz de día."

-Mario Benedetti.

La luz de día es buena para muchas cosas,
es buena para ir a la alberca a nadar,
para tener a tu novia tomada de la mano 
y tomar un helado a su lado.

Pero no es buena para tomar café,
porque sería frío,
un café frío nunca es bueno.

Es buena para acostarte en el pasto,
echarte a dormir,
estar de ocioso y morir
en un baño de espuma de cerveza.

Trabajar en la luz del día siempre es malo, 
el día causa cansancio, temperatura e insolación.

El día es bueno para comer sandía.

Pero nunca veas a una puta a luz de día.
Nunca veas una puta a menos que sea absolutamente necesario.



miércoles, 3 de diciembre de 2014

Los ojos tras el cristal.

"Contigo vale la pena vivir
                  aunque haga frío."
              
-Mario Benedetti.      


Hay veces que el mundo es una mierda y otras mucho más extrañas, en que el mundo es una mierda pero ya no importa; o mejor dicho, ya no te importa.

Una de esas raras y extrañas ocasiones le ocurren a Paul diariamente desde hace un par de meses, cuando se encontraba en su colegio, Paul estudia en el turno matutino, pero ese día, lunes, le había tocado el aseo y su turno se había marchado, el turno vespertino estaba ingresando y Paul era muy flojo, lógicamente tardó, en 1°F tenía un amigo e igual ya estaba allí, ¿por qué no ir a saludar antes de irse?, así lo hizo, tomó sus cosas, fue a aquel salón y saludó a su amigo, esto claro consiente de que el mundo es una mierda, pero cuando iba a marcharse vio unos hermosos ojos detrás de un hermoso cristal, unos ojos que le pertenecían a una hermosa chica o niña o joven o como tú lector le quieras llamar, Paul prefiere el término niña.
Paul se fue. El mundo era mierda.

Después de verla eso no importó.

Los siguientes días y semanas Paul se quedaba a mirar en silencio. Enamorado. A ella y sus lindos ojos de estantería que protegía tras un cristal.

Cada noche le escribía, como es de suponerse ella nunca lo leía porque él, penoso como todo enamorado de verdad, no se atrevía a entregarlo.

Un día, jueves en esa ocasión decidió quedarse, como siempre, ese día una muchacha que lo había visto en otras ocasiones le preguntó que hacía ahí -vengo a ver a tu amiga- respondió. Gracias a eso se entero que aquella linda niña de ojos cristalinos llevaba Rosario por nombre. y se decidió a hablarle, igual no perdería nada, su amiga le diría que le gustaba en poco tiempo, era mejor decirlo él. Y lo hizo.

Que el mundo sea una mierda ya no importa porque Paul piensa en Rosario.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Carta de amor escrita a media noche.

"Una carta de amor no es el amor,
sino el anuncio de la ausencia"
-Mario Benedetti.

Noche/Madrugada del 23-24/Noviembre/2014
Princesa:
Cada noche te recuerdo.
Antes de dormir, suelo tomar esta libreta y escribirte un pensamiento.

No te escribo cartas a menudo, tal vez porque sé, no me atreveré a entregarte.
Esta carta en particular me encantaría hacerlo, es la tercera que te escribo.

Mi reloj marca las doce, en mis ojos el reflejo de la luna que me mira a los ojos que traslucen tu recuerdo, mi cerebro piensa en ti.

Una estrella fugaz pasa por el cielo y un deseo por mi corazón: Tú. 
Tú eres mi deseo de esta estrella.

Te escribo para mí.
Te escribo pensando en ti y por ti
pero sé que te conservaré.
Y después, leerme me hace recordarte y quererte mucho.
Últimamente te he estado queriendo,
y si de querer se trata, quisiera tenerte aquí, aquí a mi lado.
Cada noche imagino que aquí estás,
mi imagen favorita y más frecuente es cuando estamos tú y yo recostados bajo la sombra de un árbol tomados de la mano, mirando el cielo, poniéndole formas a las nubes, que son siempre diferentes, a excepción de una, mientras tú y yo estamos tomados de la mano mirando el cielo, vemos una nube con forma de corazón roto, entonces me siento, tú también lo haces, te miro a los ojos, acaricio tu mejilla y te beso.
Volvemos a mirar el cielo con nuestras manos entrelazadas. El corazón está completo.

-Alonso Gonzalez

viernes, 21 de noviembre de 2014

Una bala o la mierda que traigo en la cabeza.

"No es que muera de amor,
muero de ti,
muero de ti amor
de amor de ti,
muero de ti y de mí,
y del insoportable que soy yo sin ti."
-Jaime Sabines    



Quería decirte algo.
Y digo quería por que aún lo quiero pero no lo haré, no puedo.
No quiero creas que te lo oculto por moralidad o falta de tiempo, de hecho, a partir de hoy el tiempo de Dios es mi eternidad.

Quería decirte un par de cosas que ya no haré porque lo me lo impide lo que tengo en la cabeza, y no hablo del cerebro, o las neuronas, o el cerebelo o la mierda con la que trabajan. Hablo de algo que entró hace poco entre ceja y ceja y que yo mismo coloqué. Una bala de mi revolver. Podrás preguntarte qué fue eso tan grave que me orilló al suicidio. Fuiste tú.

Hace unos días estaba sentado cuando te vi por primera vez,  entonces mi corazón se aceleró, hoy que te volví a ver aquí en este mismo café me decidí a decirte que te amo. Vine al baño, me enjuague la cara para aclarar mis pensamientos, y con ellos idear la mejor manera de decirlo. Si continuaba vivo me obligaría a hacerlo, y me duele aceptarlo, pero temí el rechazo, encendí un cigarrillo y me lo fumé (a pesar de estar prohibido en el café), después tome el revolver y morí. Me gustaría decir que de morir amor o cobardía o valentía, pero la verdad es, que morí de ti.