sábado, 24 de diciembre de 2016

¿Qué deseas para navidad?

-¿Qué deseas para navidad?
El padre de Josué se lo preguntó hace tiempo. En un principio, él pensó que era broma, nunca, en ninguna navidad había recibido nada (material, al menos) de parte de sus padres. Es que eran muy pobres. Josué había pasado toda su vida siendo uno de eso niños y jóvenes ejemplares, de esos que sólo se pueden escuchar en los cuentos infantiles o en los sermones de una madre o un padre regañando a su retoño. Josué era así.

***

Despertó la mañana del 25 yaciente en aquella cama
-¿Qué pasó? -preguntó, como reflejo, en realidad no sabía ni dónde estaba ni si había alguien con él para escuchar sus preguntas. Más aún, para darle respuestas. No hubo una. Trató de levantarse para mirar a su alrededor, el cuál no dejaba de dar vueltas, el cuerpo le dolía intensamente, y el cansancio no le permitió intentar de nuevo, se quedó dormido.

***

Joan era un buen hombre, Josué pasó gran parte de su vida con él, le había aprendido mucho de lo que él mismo era, y había muerto la mañana del 24, pero claro que Josué no lo sabía, sus padres habían decidido sería mejor contarselo después de navidad, para que la pasara bien, para que viviera feliz ese día.

***

-Un carro. Eso es lo que deseo.
Terminó por responder, siempre había sido bueno, y si bien, sus padres nunca le daban nada, su padre jamás había preguntado eso, y los últimos meses le había ido bien.
-No debe ser uno lugoso y nuevo, uno usado está bien. -agregó. Su padre sonrío. -Nunca les he pedido nada -continuó, como si eso fuese a hacer la diferencia -creo que me lo he ganado -y así era, Josué trabajaba y daba todo lo que el ganaba a su madre para los gastos de la casa.
-Haré lo que pueda -dijo su padre.

***

Despertó el 25 a mediodía, su padre estaba junto a él, y las paredes blancas en torno suyo daban un aspecto de tristeza, soledad, lo hacía vacío, sin nada junto a él, sólo su padre. Por un momento sonrió, miró a su padre y pensó que no necesitaba más, y ese sentimiento fue sublime, aunque fugaz, un hombre negro de palo cano y barba de candado (también canisa y blanca) les miraba, en silencio.
-¿Dónde estamos? -preguntó Josué tratando de levantarse, su padre lo detuvo con un movimiento de mano, y le dijo que en el hospital, Josué había tenido un accidente.
-Les daré un momento -el hombre de cabello blanco salió por la puerta.
-¿Quién es él?
-El doctor.

***

Cuando supieron la noticia los padres de Josué salieron, ve a una fiesta está noche, no volveremos hoy. le habían dicho a Josué, y le dieron mil pesos ese día. Josué, sin nada en la mente en ese momento, iría a una fiesta esa noche.
Los padres de Josué pasaron al banco, y retiraron cerca de cincuenta mil pesos, guardados para comprarle su carro esa tarde, pero no lo usaron para ello, fueron destinados para la ceremonia fúnebre. No había nada más, Josué no tendría auto esa noche.

-Joan quiere que le regalen su carro a Josué.
Salió el padre lo más rápido que pudo a llevar aquel regalo a casa con su hijo, pero a mitad del camino, de la nada un joven atravezó, padre no pudo esquivarlo. En un parquecito en la esquina de esa calle, un hombre del piel obscura observó la escena, y se fue. 

***

-¿Qué haras está noche? -preguntó la voz del otro lado de la línea.
-No sé -dijo Josué.
-Entonces ven a mi casa.

Y fue. La música sonaba fuerte y era su primer fiesta de esa índole, se preguntaba como es que las familias de todos esos jóvenes les permitían estar fuera de casa en navidad. ¿Una cerveza? una voz femenina, Josué no bebe, pero al mirar a esa hermosa mulata de pel morena y faz celestial no pudo más que aceptar.

Un par de cervezas y ya estaban fornicando en el patio de atrás. No duró mucho, era la primera vez de Josué, veinte minutos a lo mucho, ah, pero como lo había difrutado, no era de esas mujeres con las que quieres pasar el resto de tu vida, eso incluso Josué lo entendía, esa mujer le había dado el mayor placer de su vida, pero era de esas mujeres que se la pasan de fiesta en fiesta cogiendo con cualquier chico lindo, era de esas mujeres con las quieres coger muchas veces sin compromiso alguno, con la que quieres llegar al punto más alto del erotismo y claro llegar a quererle, pero siempre sabiendo que ha de terminar. Nunca olvidaría sus anchas caderas, o sus redondas nalgas cuando su pene entró en el ano de aquella mujer, o el contacto de sus labios en su miembro, pero no era amor. Nunca sentiría amor por una mujer que se deja follar en el primer encuentro. 
No le desagrado el sabor de la cerveza, continuó bebiendo esa noche. Esa era su noche, la primera vez que conocía lo pagano y le gustaba. Y debía difrutarlo.

***
-Tengo noticias. -Hubo silencio. Por el tono de su padre, Josué supo que no le gustarían. -Tu carro está en la casa, te lo ha regalado tu tío... -otro silencio-, él murió. 
Al muchacho se le destrozó el corazón.

***

A la madrugada, después de volver a coger con la morena, Josué salió del lugar, apenas y podía caminar, estaba tan ebrio, era la mejor noche de su vida, nada podría salir mal, esa noche era invecible. No había nada que pudiera tocarlo.
Deberías esperar un momento, escucho cuando pasó por el parque, pero siguió caminando, puto negro -pensó.
Un momento después, su padre lo había atropellado.

***

-Cuando te recuperes, te enseñaré a conducir -dijo su padre cuando se hubo calmado.
El hombre de piel obscura entró en el cuarto, feliz navidad, dijo con su mano en el hombro del muchacho. Era el hombre del parque. Salió dando paso a la enfermera. Hicieron estudios.

***

Semanas después llamaron a su puerta... 
La mulata estaba embarazada.

***

Los estudios lo dictaron. Estaba lisiado...
Jamás podría conducir...

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