jueves, 13 de octubre de 2016

Teorema de colores y tú como coleres de mi alma.


Mi alma gris habitaba en este pecho lleno de tinieblas.
Pero cuando te encontré,
oh, amada mía,
en este cruel sendero que es la vida.

Tu faz iluminada sólo con el resplandor de tu mirar,
tú, mujer ahora, mujer por siempre, por siempre mía;
has desvanecido la penumbra de mi ser con solamente una mirada.

Oh, amada mía.
¿Cómo hacer para agradecerte el salir de este infierno de mi comodidad sin ti?
Has tomado mi esencia y le has dado vida a mi alma,
color a lo obscuro,
muerte  a la pesadez del bienestar profano.