jueves, 19 de julio de 2018

Sin olvido

No olvidaré el ropero donde los años cuelgan.
Ni la emifeídad de tus caderas dentro del tacto de mis manos.
No podré olvidar el cajón bajo la cama donde el pasado guardo;
No olvidaré ni el sexo, ni tu risa de abril.
Ni los días de otoño a las cinco de tarde, cuando bajo el sol radiante y cálido
al té jugamos tras tu relectura de mi Alicia y sus países;
No olvidaré las tardes de juego de cartas,
Ni mi cabeza degollada al verte -reina, mi reina de corazones-.
No olvidaré jamás (incluso si quisiera o mi vida de ello dependiera
y las rocas de lo eterno amedrentarán mi vagar mundano)
tu infantil mirada, tu inocencia de animal salvaje, nacido apenas.
No olvidaré la ferocidad de mujer con la que alguna vez a este miserable amaste.
Ni olvidaré el futuro que por la ventana huye prometiendo no volver -volver jamás-,
Ni faltaré a la puntual cita de tu balcón con serenata o poemas escritos en tu honor
cuando el mes ya no importe y el calendario diga cinco.
Siempre tú mi mundo, tú siempre mi mundo, ahora no estás y donde yo vivo es muy pequeño,
¡oh, cómo extraño el universo de tu ser! ¡Las constelaciones en tus ojos!
¡Las cascadas en tu sexo en las noches del amor!
No podré olvidar la tristeza del adiós;
Ni dejaré ir la esperanza del rencuentro.



Instagram Photo: @sombrebeings

miércoles, 4 de julio de 2018

Brevedad, suplico.

Pilar robusto y fuerte,
emífero soporte de mi alma,
no me sueltes que la caída es dura y cruel.
Impuro es el dolor de mi desgracia,
tibiamente camino (¡sin vos!)
Ávido estoy de tu regreso. Brevedad, suplico.