viernes, 25 de noviembre de 2016

¿Feliz cumpleaños?

Pedro despierta, sabe lo que le espera para hoy, pasa su mano por el rostro para despertar sus sentidos, y simbólicamente, también la pasa por el alma para arrullar el sentimiento, ese inservible inevitable que no hace otra cosa que estorbar.
El sentimiento de culpa, el sentimiento de dolor, la soledad, e incluso la alegría, la felicidad, incluso sentir plenitud no es plenitud, es el anuncio del desahucio, como la paz antes de la tormenta, ¿lo entiendes?, ésta es la tormenta, y no hay cueva, ni refugio, todo lo que puedes hacer es soportarle ¿tú le soportas?, Pedro lo hace, soporta la tormenta de la vida, de la emoción, la tormenta que un corazón y un alma traen consigo, y está cansado, siente que necesita un respiro, una paz. Pero con cada paz, con cada tregua, con cada respirar profundo y tranquilo, sabes que se acerca un diluvio nuevo, cada vez más fuerte que el anterior y el anterior a éste, y le temes ¿no le temes acaso?, ¿o es que miento?, deberías temer, y deberías rogar al Dios en el que crees que su tormenta no se vaya a detener, porque cuando se detenga, no importa cuando dure la alegría o el amor o la vida, habrá el momento (es inevitable que lo haya) en que todo eso cesará (probablemente sin avisar siquiera) y tu existencia será torturada.

"Feliz cumpleaños desgraciado inútil", la nota en el refrigerador que el mismo había puesto, nadie va a recordarlo, pensaba, pero no podía culparlos, no podía culpar a nadie, de no ser por esa nota el mismo no lo hubiera recordado.

A Pedro le gustaba más esa idea, la de no celebrar nada, que nadie se enterará, ¿qué debía celebrar de todos modos?, ¿la vejez?, cada segundo de que pasa la vida se consume, se acaba, se va terminando poco a poco, y cada vez más, y cada cumpleaños la gente te recuerda que te haces más y más viejo, más y más finito, y el finito de la vida viene y se acerca y no te puedes alejar, ese es el destino de un hombre, y Pedro lo sabe, más que dejar un legado, más que ser escritor o escultor o juntar la basura para en una buena noche ponerse borracho y fornicar golfas mientras una mujer que te ama te espera en casa sin saber de ti, más que cualquier otra cosa, un hombre está destinado a morir. Y con cada hombre muere también una parte de Dios, porque Dios es ese hombre.

¿Para celebrar que has vivido otro año lleno de miseria?, sería mejor que todos murieran al nacer, que la eternidad no existiera. Pero existe, pero vivimos, así que es mejor que todos se vayan al infierno.

Es cierto también que Pedro es demasiado triste, ha elegido bien, no escribe mucho ni escribe bien, pero escribe, ha decidido convertirse en escritor, era esa la única manera que tenía para lidiar con la tristeza; esa o el suicidio, pero el suicidio es cosa de hombres que no temen morir por una idea, y Pedro, al igual que todos los buenos escritores, es un cobarde.



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martes, 22 de noviembre de 2016

Mirar allá...

Un hombre miraba una mujer, miraba el infinito.