miércoles, 1 de febrero de 2023

Últimamente ha hecho mucho frío

Últimamente ha hecho mucho frío.
He comenzado a temblar como México en septiembre
cuando salgo a cenar de madrugada.
Yo que acostumbraba despertar por las mañanas
y salir a la tienda sin suéter por lo necesario
para hacer el desayuno.
Que acostumbraba hacer angelitos
en la nieve e ir a nadar a medianoche.
Recuerdo subir sin camisa a la azotea
en pleno enero para hablarle de ti a la luna.
Acostumbraba salir por las mañanas sin mochila
a trabajar porque solo cargaba con lo indispensable:
en los bolsillos: celular y llaves. En mi corazón: tú.

 
Últimamente ha hecho mucho frío
y yo supongo que más allá del tiempo
mi verdadero problema es el tiempo,
que estoy envejeciendo a una velocidad alarmante.
Ayer me sentía de quince años y amanezco hoy
y resulta que tengo treinta y siete.

Ha hecho mucho frío últimamente
y comienza a preocuparme la salud
del anciano en que me he estado convirtiendo.
He cambiado por té el café,
por verduras la carne
y por agua los tequilas.
De cierto modo me he hecho más sano,
dicen los doctores que eso debería darme mejor esperanza de vida
y los psicólogos que mayor felicidad.
Pero no es así, te has ido y a esto que llamamos vida
se traduce en respirar, pero la esperanza la he perdido.

Últimamente ha hecho mucho frío
y llevo días despertando en la mañana
a mala hora y desayunando las sobras del día anterior.
Ahora me siento en la mesa y hablo mentalmente conmigo sobre ti.
Una de mis voces terminó por despreciarte,
las demás voces y yo hemos hablado y democráticamente
la exiliamos de nuestros desayunos, llegando al trabajo
debo comprar una barra energética para que coma algo,
porque indignada, se ha negado a desayunar con el resto
y tampoco puedo dejar que se muera de hambre.

Últimamente ha hecho mucho frío
pero todo sigue relativamente igual,
exceptuando el desayuno y mis hábitos alimenticios.
Sigo haciendo angelitos en la nieve y voy a nadar a medianoche.
Sigo subiendo sin camisa a la azotea
para hablarle a la luna de ti.
Salgo sin mochila en las mañanas
porque cargo con lo indispensable:
en los bolsillos: celular y llaves. En mi corazón: tú.
Es porque mi cuerpo está bien con el tiempo,
y porque físicamente estoy tan joven como el veinteañero
que el calendario dice que debería ser.
Mi problema es peor que eso, mi problema viene desde dentro
y no puedo encontrar un suéter para abrigarme el alma.
Si lo vemos de ese modo lo más cercano a mi corazón sería una mano,
que toma, suelta, se aferra, se lastima y por supuesto, siente frío.
Entonces tu corazón pasa a ser como un guante,
cálido, cómodo, confortable.

Últimamente ha hecho mucho frío.
Debe ser porque me retiraste el guante.