Las noches en el bosque suelen ser frías en otoño, Juan agradece a dios la idea de haber traído marihuana, ahora, con su pequeña fogata y un poco de succión, siente que el calor jamás abandonará su cuerpo, las estrellas en el cielo comienzan a bailar solo para que él las vea.
En la madrugada por fin se duerme, al amanecer el sol ilumina un tenue gris el cielo y el bosque se llena de niebla, Juan no siente frío, a decir verdad, nunca más lo volverá a sentir.
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