lunes, 8 de junio de 2015

La felicidad es un cristal

Algo de mis convesaciones con Jenell:

Jenell- Una vez escuché a alguien decir que la felicidad es como un cristal, y como un cristal se rompe pronto, ¿tú crees eso?
Yo- Sí, creo que la felicidad es como un cristal, y no es que se rompa pronto, es que hay personas que no saben cuidar dicho cristal, mi vecina por ejemplo, lleva 10 años con las mismas ventanas, es infeliz, pero una prueba contundente de que un vidrio puede durar mucho tiempo si se sabe cuidar.

J-Hay que saber cuidar el cristal.

Y- Sí, y en este momento tú eres mi cristal. Y voy a hacer todo lo que este en mis manos para cuidarte.

Quise decirle también que iba a hacer todo lo que estuviera en mis pies y en mi boca y en el resto de mi cuerpo, que para cuidarla haría lo posible e imposible y más y aún más que eso. Pero preferí no hacerlo, no decirlo, preferí callar un poco y seguir apreciando la puesta de sol que se acostaba a descansar frente a nosotros, que con la mirada fija en el crepúsculo y las manos entre lazadas tomábamos café y nos queríamos el uno al otro.

Jenell bebió de su café, se volvió a mirarme, acarició mi mejilla izquierda con la yema de sus dedos y en silencio y sin decir palabra, acercándose lentamente a mí, me besó. Después me miró a los ojos y en un tono dulce y suave pero lleno de esa convicción que ella tiene para decir y hacer lo que en verdad desea me dijo: "Yo también voy a cuidarte." Y supe que todo estaría bien, que este cristal de felicidad mutua entre ella y yo sería atacado por lo que se ataca a un cristal, los bandalos intentando rayar en su sonrisa, para eso tendré lista una franela y limpiaré y puliré su felicidad lo más que pueda todos los días de mi vida y de la suya como sé que ella hará conmigo. De los inocentes niños que no saben lo que hacen al lanzarle piedras al sus ojos cristalinos, de las estúpidas personas que con toda la intención de su estúpida existencia tratarán de fracmentarla, y a veces llorará, ella o yo, y una fisura imperceptible para el mundo aparecerá allí, en nuestro vidrio, pero yo lo sabré, Y en lugar de darme por vencido en el cuidado de aquella felicidad, que a cada fisura se hace más frágil, tomaré aquello como señal que debo de cuidar aún más nuestro cristal. Y lo haré, y ella lo cuidará conmigo.

2 comentarios:

  1. Que relato tan vívido, no sé, me los imaginé tomando té juntos, en una de esas tardes en que uno sólo quiere seguir hablando y confiar en lo que se dice. Saludos Alonso

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    1. Gracias por tu comentario, un gusto que mi relato estimulara tu imaginación.
      Saludos Ren.

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