domingo, 12 de septiembre de 2021

Un domingo solitario

He salido a caminar en la mañana
y extrañé darme cuenta de mis pasos eran demasiado rápidos y largos,
que debía tenerme un poco para que no te esforzarás por estar junto a mí.
He mirado el partido de las doce
y extrañé tu exasperación al reprenderme repetidas veces
diciendo que por más que grite los monitos no pueden escucharme.
Sé perfectamente que no me escuchan, porque si me escucharán
ganarían todos sus partidos. Hoy de todas formas los he dejado jugar
como idiotas sin si quiera darles una indicación ni consejo.
Otra derrota, pero más amarga todavía, porque cuando se acababa la cerveza
y caminaba al refrigerador y miraba a la sala como para convencerme de que no estabas,
tú no estabas, y solo tomaba una y sentía en mi mano todo el frío que tenía en el alma.
Me he decidido a ver una película de horror, extraño tus exasperantes gritos,
tus uñas dañándome la piel, tus manos tomando mi mano
y tu cabeza buscando resguardo en mi pecho.
Y te extraño a ti, todita. 
Dios mío, ¡cómo te extraño!

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