jueves, 7 de noviembre de 2019

Naufragos Zalihui

I
El rey y Alex se conocen.

Es fácil ser un buen guerrero; ser el mejor en cambio, implica dedicación.
Para ser el mejor de los guerreros, debes ser capaz de correr bajo el torbellino de una tormenta de nieve sin camisa, con una espada en la mano y siempre ver donde pones la hoja para poder cortar el más delgado de los copos. Caminar serenamente bajo el sol de las 3 de la tarde en el desierto descalzo, por supuesto.

En la isla del guerrero, ser el mejor es aún más complicado.
Una tarde a finales de septiembre, bajo una tormenta eléctrica abismal, Alex entrenaba, el filo de su espada recién tallado con la piedra que cargaba en su bolsillo.
Muchas veces antes de este día, cuando atrapaba con la punta de su aún no tan conocida espada el poder de un rayo, con la intención de regresar aquel ataque a los dioses de la isla, había sido noqueado.
Vino un rayo y el lo capturó con parsimonia en su espada, hacía mucho que había dominado la técnica de llevarlo a la tierra, hacía no tanto que aprendió a desviarlo, pero aún no lograba devolver toda ese electricidad a núcleo de las nubes.
El rayo recorrió de la punta de su espada hasta el meñique de su pie, y el momento de olvidar la energía, dejarla reposar en tierra y volver a la batalla, un fluido sereno en su interior hizo volver esa luz, nunca había llegado tan lejos, cuando el trueno en sus manos se encontraba, listo para depositarlo en la espada y dejarlo brotar hacía los cielos, cuando el mango parecía comenzar a sentir la presión de la corriente, en ese momento no soportó, soltó la espada y salió disparado de espaldas 30 metros o más, siendo detenido por el impacto en el interior de un bajón de tren, ya olvidado. Alex fue noqueado una vez más por el poder de los dioses de la guerra.

Al despertar, estaba en interiores, una fogata en medio del bajón y su ropa secándose cerca de ella, sorprendido miró a su alrededor, pero no vio a nadie. Alex, se preguntaba desconcertado quien pudo haber hecho el fuego y secado su ropa, desde la esquina, una pelota rodó hacía él. Tomó una antorcha de la fogata y se acercó, pero en la esquina no había nadie.
-Hola -Alex volteó, la pelota le había hablado...

II
La caída de la corona.

La isla pelota era tranquila, el la dinastía de la familia Cir había reinado con sabiduría y benevolencia durante generaciones. Desde la muerte de Enebro, su hijo Sed había sabido gobernar.

En la sala real ingresó el consejero, conocido como Pelota sabia, y toda la guardia real inclino la cabeza. El rey Sed cuestionó a la guardia por aquella inclinación tan inusual.
-¿Qué tal el vino, su majestad? -preguntó burlón el consejero. El hombre que contaba con la absoluta confianza del rey, lo había envenenado.
El cuerpo de Sed fue arrogado al mar, la falta de descendencia de la dinastía coronó al malvado sabio.

III
El hambre de la isla.


Tras escuchar como la pelota en quien más confió lo traicionó, Alex entrego su lealtad el rey Pelota, y prometió ayudarlo a recuperar su isla, conocida como la isla Zalihui.
Construyeron una balsa y remaron durante semanas, sabían que lo primero que debían hacer era explorar la isla, ver la situación actual y formar el plan de acción que les permitiera colocar al legitimo rey en el trono redondo.
El día en que llegaron era soleado, y el viento estaba cargado de una increíble tranquilidad, el reino parecía el mismo de siempre.
No todo puede ser lo mismo, pensaba el rey pelota, la familia real siempre trató bien a la familia sabia y escuchó sus consejos, y se niega a creer que si no quisiera cambiar algo en la isla hubiese intentado matarle.

Unos días de viaje y llegaron a una región aislada, vieron como la pelota que vendía fruta pateaba a una pequeña pelota por trabar de robar una manzana.
-¿Por qué has tratado de robar? -preguntó el rey sin trono.
-Tengo hambre. -respondió.
El rey sin reino miró a su alrededor, la aldea eran unas cuantas chozas mal levantadas sobre las ruinas de la antigua ciudad redonda, destruida durante la guerra del rebote sagrado hace más de dos siglos.
-Hace apenas unos meses que me arrebató del trono, es imperdonable que el sabio consejero haga pasar hambre a las pelotas del imperio.
-Esto no es culpa del rey sabio -escuchó la voz de un anciano. -Estamos en está situación hace mucho, después de la guerra del rebote sagrado muchas familias se quedaron sin recursos, la familia Cir, al igual que el rey sabio creyeron que todos habíamos muerto y jamás voltearon a ver que seguíamos aquí. Llevamos generaciones con hambre y pocas pelotas son las que logran llegar a viejas.

La lagrimas rodaron en el rostro del antiguo soberano al pensar que mientras el jugaba en jardín real, miles de pelotas morían de hambre. Cuando recobrará el trono y terminará con la vida del traidor, arreglaría la situación.

IV
La culminación del rey.

Algunas semanas bastaron para saber cual era la mejor forma, parece que la corona solo le importa a los nobles, el sabio gobernaba con sabiduría y benevolencia cual si se tratará de un Cir. De hecho, la única razón por la cual tomó el trono fue porque estaba seguro de que gobernaba la familia equivocada, durante generaciones las decisiones de todo el reino las había tomado su familia a través de su consejos, cada palabra que emanaba de ellos era aprobada por la familia Cir, y el soberano en curso solo aprobaba y era venerado por el pueblo, sin el sabio consejo de sus antepasados el imperio Zalihui no sería lo que es, y nadie en el reino daba crédito a un simple consejero. La dinastía Cir no había tomado una sola decisión propia en toda la historia, porque incluso fueron los dioses cuando se formó el cosmos quienes habían decidido la posición de las familias nobles. Envenenar al rey fue tal vez un desafío para los dioses, pero estaba convencido de que a veces, incluso los dioses se equivocan, y es el deber de los sabios corregirlos.

Los jueves era día de audiencias con el rey. Sed y Alex disfrazados de campesinos entraron al salón, cuando tuvieron al rey frente a ellos y los invitó a hablar.
Entonces el anterior soberano se quitó la capucha y dijo con voz firme "yo soy Sed Cir, primero con el nombre, hijo de Enebro, nieto de Trefos, descendiente directo de Hi, quien con honor y valentía fue victorioso en la guerra del rebote sagrado. Legitimo heredero al trono redondo y verdadero soberano de la isla Zalihui. Ordeno a la guardia real por todo lo que simbolizan los siglos de gobierno de mi familia llevad a esa pelota al calabozo mientras es preparado su juicio y su..." No terminó de hablar cuando una lanza atravesó su pecho, el rey pelota fue ponchado por el comandante de la guardia real, ahora fiel al rey sabio. Alex murió en el calabozo, donde su cuerpo se pudrió y aún en él yace su esqueleto.


V

Epílogo.


La aún no tan conocida espada de Alex el guerrero, jamás fue conocida por nadie.

Las aldeas que se encontraban en las ruinas de las antiguas ciudades del imperio, siguieron con hambre.

No todo era lo mismo, como pensaba el rey pelota, la familia real siempre trató bien a la familia sabia y escuchó sus consejos, si no quisiera cambiar algo en la isla la sabia pelota no lo habría matado.
No todo era lo mismo, en el trono gobernaba otra familia.
No hubo canciones de ese día, el apellido Cir no se olvidó, pero para el pueblo, el nuevo soberano era lo mismo.

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